En unos días estaremos celebrando la declaración de independencia de los Estados Unidos. En un cuatro de Julio los Estados Unidos después de una batalla dura y larga logra independizarse de la nación Británica. Fue así como nace esta gran nación. Al hacer memoria de este gran evento, deberíamos también traer a memoria el acto sublime que trajo a la humanidad su independencia del pecado. Fue el sacrificio del Señor Jesús en la cruz del calvario que nos dio la independencia del pecado. Antes, éramos esclavos a nuestras pasiones y pecados. No podíamos hacer lo bueno porque lo bueno no estaba en nosotros. Sin embargo, la sangre derramada por el Señor Jesús en la cruz del calvario nos limpio y justifico delante de Dios. Ahora tenemos libre acceso al trono de la Gracia y no hay condenación para nuestras vidas. La Biblia lo pone de esta manera, “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” La verdadera independencia no viene a través de una revolución sino a través del Hijo de Dios, el Señor Jesucristo. En el momento que le aceptas como único Salvador y confiesas tus pecados delante de Él, la Biblia dice que Él es fiel en perdonar todos tus pecados y hacerte verdaderamente libre. En ese día que celebraremos la independencia de los Estados Unidos, te invito a que celebres la independencia más poderosa que podemos lograr, la independencia de la muerte espiritual.
Medita en Esto…